viernes, 5 de diciembre de 2014

Historia de la Medicina Interna en México

¡ALO A TODOS!

Continuamos con un poco de historia, esta vez de la Medicina Interna en México, definitivamente esta vez escribiré un poco más, dado que pocos conocen la historia médica en nuestro país.

La historia de la Medicina Interna Mexicana es reciente y tiene sus orígenes en el México independiente, cuando siguiendo las ideas europeas se creó el Establecimiento de Ciencias Médicas en 1833; tenía en su plan de estudios las asignaturas de Clínica Interna, primero y segundo curso, y Patología Interna, impartida también en 2 cursos. La fundación de este establecimiento ocurrió por el mandato del Presidente de la República Valentín Gómez Farías, encargado durante la ausencia del Presidente Antonio López de Santa Anna.

Aunque el término "Medicina Interna" surgió en los últimos años del siglo XIX, México tuvo representantes de esa disciplina en los clínicos de la época. Se destacan por su obra escrita o por el testimonio de sus discípulos Luis María Montanta (considerado el iniciador de la enseñanza clínica con enfermos), Miguel Jiménez y José Terrés. 
Miguel Jiménez es reconocido ya que a partir de 1858 empezó a publicar las LEcciones de Clínica. Desarrolló una habilidad particular para la auscultación, que en ese entonces tenía ciertas características de modernidad. En 1895 José Terrés y Ricardo Cicero fundaron la primera Sociedad de Medicina Interna, contaba con 40 socios activos y algunos correspondientes. 
Parecida a su forma actual, la medicina interna surge en México más que como una especialidad, como una disciplina a principios del siglo XX, después de que a finales del siglo XIX se acunó el término, durante un congreso realizado en Alemania, por el profesor Friedrich; probablemente con la idea de tratar de diferenciar al médico clínico que atendía pacientes con problemas de solución no quirúrgica y que enfrentaban al enfermo de manera global.

En 1935 fue creada la Sociedad Mexicana de Medicina Interna por los doctores Chávez y Zubirán, junto con otros destacados médicos del momento. De los esfuerzos reunidos en el Hospital General de México, y por diversas razones, nacen 2 nuevos hospitales que después se convertirían en Institutos, el de Cardiología y el de Enfermedades de la Nutrición, el primero desde el principio estuvo enfocado a la atención de enfermedades raras y a la formación de especialistas de rama y en el segundo inicia con una visión mucho más global, ambos con intenciones hoy en día cristalizadas de elevar la calidad en la atención de los enfermos, formar especialistas de sólida capacidad y desarrollar investigación tanto clínica como básica.
Desde su formación, en 1946, el Hospital de Enfermedades de la Nutrición atiende a los enfermos a través del servicio de medicina interna, y es seguramente el primero como tal en México. Su influencia, al cabo de los años, es notable, pues en su seno se han formado un gran número de especialistas de muy alta calidad, quienes, sin embargo, no suelen continuar como internistas, ya que la mayoría de ellos realizan además, una subespecialidad.
Durante esa época, también se realizaron esfuerzos alrededor de la medicina interna en el Hospital Juárez y en algunos otros nosocomios del interior del país, los que se continuaron en el Hospital General.
El primer hospital que contó con un servicio de medicina interna organizado como tal, dedicado a la atención integral de los pacientes hospitalizados, fue el "20 de Noviembre" del ISSSTE. Esto sucedió en 1964, 2.3 años después de su fundación. En esa época, en todos los hospitales, los enfermos eran atendidos en servicios de subespecialidades médicas; lo mismo sucedía en la consulta externa, lo que de alguna manera se reflejaba en la medicina privada.

La División de Estudios Superiores de la Facultad de Medicina de la UNAM, formalizó en 1967 los estudios de diversas especialidades tanto médicas como quirúrgicas y reconoció los cursos que formaban especialistas en el Instituto de Enfermedades de la Nutrición, en los que en ese momento se llamaba Hospital General de la Raza y del Centro Médico Nacional, ambos del IMSS, y en el Hospital "20 de Noviembre" del ISSSTE, en donde desde varios años antes se venían formando especialistas en medicina interna. Este reconocimiento universitario fue un estímulo muy importante para la organización de los propios cursos y la difusión sobre el conocimiento de la especialidad y sus alcances en la atención de los enfermos adultos con problemas no quirúrgicos.

El siguiente hecho que marca el desarrollo de la medicina interna en México sucede a finales de 1973, cuando el doctor José Laguna García, en calidad de director de la Facultad de Medicina de la UNAM, reúne en varias ocasiones en la facultad a los entonces 11 profesores de los cursos que avala la escuela. De estas reuniones no solo surgió el programa académico de la especialidad sino también un grupo fortalecido que empezó a luchar para que la medicina interna quedara firmemente establecida en el ámbito médico mexicano.
La primera mesa directiva se propuso a instituir un organismo que avalara la calidad de los internistas mexicanos, por lo que formó un comité que dirigió todos sus esfuerzos para ello, fructificando en la fundación del Consejo Mexicano de Medicina Interna (CMMI). Desde entonces ha trabajado de manera independiente, pero manteniendo siempre constante comunicación con la Asociación de Medicina Interna de México, Ambas organizaciones tienen funciones laborales específicas.
LA AMIM ha funcionado a lo largo de estos años como un punto de confluencia entre los internistas, de tal manera que los cambios asistenciales, académicos y epidemiológicos, han sido analizados y difundidos a través de ella. 

La medicina mexicana enfrenta un cambio con la creación de nuevos sistemas y subsistemas de atención que todavía no se conforman claramente; en espera de lo que acontezca, los internistas mexicanos se preparan para adaptarse a cualquier cambio venidero, y continuar atendiendo profesionalmente a los enfermos, mediante una relación médico-paciente estrecha, honesta y personalizada.
La medicina interna de hoy en día mantiene una doble identidad. Por un lado, se concibe como un amplio cuerpo de conocimientos que abarca todas las ramas no quirúrgicas de la medicina de adultos y, por el otro lado, se refiere a la actividad profesional de los internistas, lo que constituye un concepto más restringido. Como cuerpo de conocimientos, sus límites suelen ser de los libros de texto clásicos, de corte enciclopédico, exhaustivo; como actividad profesional de los internistas, los límites son difusos y más bien los marca la autocrítica de cada uno de ellos.
Con el fin de evitar equívocos; recientemente ha surgido la propuesta de llamar especialistas en adultos a los iternistas. Este término incluye tanto a los internistas generales como a los especialistas en sus ramas, siempre y cuando se dediquen exclusivamente a la atención de los adultos, y excluye a lo que se ha pretendido llamar "medicina interna pedriática", que por cierto está de algún modo representada en esos textos clásicos de medicina interna. 
El regreso al "generalismo" como una tendencia en la atención médica, reivindica al internista (y también al médico general, familiar y al pediatra) como ejes fundamentales. El internista tiende a convertirse en un especialista en las enfermedades de los adultos, particularmente las crónicas, y en pacientes ambulatorios; más aún, hay un movimiento a favor de una nueva especialidad (el "hospitalismo" y  los "hospitalistas") a cargo de la atención de los pacientes hospitalizados, de la misma manera que ocurrión con los cuidados intensivos y los intensivistas, que implica que un médico que decide hospitalizar a un enfermo lo deja en manos del hospitalista, por supuesto coordinados ambos para la toma de decisiones. Esta propuesta consolida una tendencia a dividir el trabajo médico, no tanto para fragmentar al paciente (en distintos aparatos y sistemas) como en desintegrar el proceso de atención, de tal manera que existan los especialistas en urgencias, pacientes ambulatorios, hospitalizados, cuidados intensivos y asilos, por ejemplo.
Al igual que en los últimos tiempos se han independizado algunas áreas de la medicina interna, como la infectología clínica, la geriatría, los cuidados intensivos y las urgencias, no es difícil que en el futuro, otras lo hagan también. Algunas de las que tienen posibilidades de convertirse en especialidades independientes son: la medicina del adolescente, de la mujer, medicina perioperatoriam trasplantología, enfermedades metabólicas y el ya citado "hospitalismo".


Recomendaciones de libros:
  • "Historia de la Medicina", Barquín, 8va. Ed., Mendez Editores, 2004.
  • "Introducción a la Historia de la Medicina", Cárdenas de la Peña, 2a. Ed., Mendez Editores, 2008.
  • "Historia Gráfica de la Medicina Mexicana del siglo XX", Francisco Mendez Cervantes, 5a. Ed., Mendez Editores.





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