Las personas que desarrollan dislexia tienen dificultades específicas en la lectura y escritura, aún cuando la inteligencia en general y la función del órgano sensorial se mantengan dentro de parámetros normales. La prevalencia de la dislexia en niños depende del sistema lingüístico predominante. Por ejemplo, en niños de edad escolar que hablan el idioma inglés, la prevalencia se extiende de 5 a 17.5%; mientras que el porcentaje en niños de habla japonesa es menor, llegando a rangos de 0.98 a 3.8%.
El síntoma principal del desorden se concibe como un déficit en el componente fonológico del lenguaje, especialmente en la habilidad de comprender estructuras fonológicas específicas de sonidos hablados o mentalmente recordados y discriminar y/o manipular las unidades mínimas del fonema.
Debido a algunas características lingüísticas, la prevalencia es relativamente baja entre los japoneses; paradójicamente, los niños japoneses tienen serias dificultades al analizar procesos fonológicos cuando padecen dislexia.
Aún ahora, los déficits neurobiológicos en la dislexia permanecen confusos y deben ser identificados en su totalidad para poder conducir al paciente a una mejor comprensión entre la diversidad de desordenes que existen en los diferentes sistemas lingüísticos. El estudio presente investigó la actividad cerebral con estudios de resonancia magnética para poder identificar el origen de la dislexia.
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Brain 2013: 136; 3696–3708
doi:10.1093/brain/awt248
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